Fabián Chazarreta, 78 pág.
Tapa: "Resistencia", fotografía de Laura Altuna
Una familia y un territorio habitan en la poesía -la mirada y el ritmo- de Chazarreta; en su modo paciente de mirar el cielo como quien se para frente a un tren que arrastra y regenera la memoria. Y quien dice familia puede decir identidad, herencia imperceptible, cimientos de la belleza y la atrocidad. Y quien dice territorio está obligado a escapar del lugar común, de la autocomplacencia, de una mirada sobre lo propio que emule las representaciones legitimadas.
En Lo que cae entre la niebla sobrevive un conurbano luminoso, un conurbano que no hace de la precariedad su bandera porque ante todo está dispuesto a expandirse hacia los cimientos de los grandes relatos, de los monumentos del poder y los pensamientos de los triunfadores: la sangre del poeta en las columnas del capitalismo, en el sueño de los otros. La poesía puede decirse política cuando en ella sobrevive una potencia de sabotaje. Y en estos poemas encontramos la voluntad de infiltrar el lenguaje sin violencia y a la vez sin ingenuidad. Con los ojos llenos de agua y con intención irreversible de decir la verdad. Una conciencia llega hasta el final, apropiarse del lenguaje y subvertir sus premisas. En esta ocasión vamos a decir "Sin emoción no hay cosas".
Damián Lamanna Guiñazú
DE CHICO DIBUJÉ LA LLUVIA
Con un lápiz roto
y sin punta. ¿Quién podría
decir que fue un día de sol
o nublado? ¿Si apreté
el puño contra la hoja
por felicidad, odio o penitencia?
Eso que parece un rayo
sobre el árbol ¿Por qué no puede
ser un pájaro?
¿Por qué no puede
ser mi nombre? ¿Quién dice?
MAS SOBRE LO QUE CAE ENTRE LA NIEBLA